La Monarquía fue la primera forma política de gobierno de la ciudad-estado de Roma. Corresponde al primer período de su historia, desde la fundación de la ciudad el día 21 de abril del año 753 a. C., hasta la caída del último rey, Tarquino el Soberbio, en el año 509 a. C, formándose la República.
Roma, después de ser fundada por las tribus latinas de la región, fue conquistada por otro pueblo itálico más avanzado: los etruscos. Este pueblo le dio un sello cultural imborrable e hizo crecer la ciudad. Los etruscos transmitieron a los romanos sus conocimientos de ingeniería, su arte y el uso del alfabeto (que a su vez habían adaptado de los griegos).
En esta época, Roma fue gobernada por una serie de reyes de esa nacionalidad, siendo el más notable de ellos Servio Tulio, el cual la dotó de importantes instituciones sociales y la rodeó con una muralla que se mantuvo durante varios siglos. Los abusos del último rey etrusco originaron la revolución de la nobleza romana, dando lugar a la expulsión de los etruscos, y a la fundación de la República.
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La República fue la segunda etapa de la Antigua Roma. Va desde el año 509 a.C. hasta el 27 a.C. Durante este periodo la ciudad y sus territorios tuvieron un sistema de gobierno ejercido por magistrados, llamados también cónsules, elegidos por asambleas de ciudadanos. Los cónsules procedían normalmente de la aristocracia (patricios). El pueblo estaba al margen de la política, hasta que los plebeyos ricos consiguieron que se creara el cargo del tribuno de la plebe, asambleas llamadas plebis scitum, “lo que el pueblo acepta”. Éste tribuno tenía la capacidad de vetar cualquier decreto. Eran elegidos en los comicios tributos, el pueblo reunido por tribus.
Tras varias guerras, Sila se impuso y se hizo nombrar dictador vitalicio. El poder recayó en el Senado, al que dominaba totalmente. Pero Sila fue perdiendo el favor del Senado y se retiró. Pompeyo y Craso recogieron su legado, en contra de la ley. En este ambiente, se produce un avance en la política con Julio César, que fue elegido cónsul en el 59 a.C.
Pompeyo promovió un pacto secreto con Craso y César, formando un Primer Triunvirato, y repartiéndose el imperio. Craso muere en el 53a.C, lo que significaba que César y Pompeyo se enfrentarían por el poder. Pompeyo fue nombrado cónsul único y se le ordenó a César regresar a Roma. César se negó y Pompeyo recibió el encargo de defender la República romana. César atacó Roma con sus tropas, y venció a Pompeyo. La Guerra Civil por el poder concluye con la derrota de Pompeyo en Farsalia y su huida a Egipto. César se hizo nombrar dictador y se le transfirieron todos los poderes. Realizó una reestructuración total del Estado, debilitando al Senado.
Tras el asesinato de César se formó un Segundo Triunvirato con Octavio, Marco Antonio y Lépido. Se reparten sus áreas de influencia dentro del Imperio. Tras la retirada de Lépido, Octavio se queda con todo el Oeste, incluyendo Italia, y Marco Antonio con el Este. El inevitable enfrentamiento concluirá con la victoria de Octavio en la batalla naval de Actium, iniciando la época imperial.
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El Imperio fue la última etapa de la civilización romana en la Antiguedad clásica. Va desde el año 27 a.C hasta el 476 d.C.
El vencedor sucesivo de todas estas guerras civiles fue César Augusto, que abolió la república y consolidó el Imperio romano, un gobierno unipersonal y centralizado extendido en torno al mar Mediterráneo. A partir de este momento, la estabilidad política del imperio quedó ligada al carácter de los emperadores que sucederán a Augusto, alternándose los periodos de paz y prosperidad con las épocas de crisis. La dinastía Julio-Claudia, inaugurada por Augusto, representó el periodo de máximo esplendor del imperio romano. A esta dinastía, terminada en época de Nerón, le seguirá el periodo de inestabilidad conocido como el “año de los cuatro emperadores”, donde se impondrá Vespasiano, que inaugurará la dinastía Flavia. Les seguirán los llamados "cinco emperadores buenos" (Nerva, Trajano, Adriano, Antonio pío y Marco Aurelio), en la considerada "edad de plata" del Imperio.
A principio del siglo V, las tribus germánicas, empujadas hacia el Oeste por la presión de los pueblos hunos, penetraron en el Imperio Romano. Las fronteras cedieron por falta de soldados que las defendiesen y el ejército no pudo impedir que Roma fuese saqueada por visigodos y vándalos.
Cada uno de estos pueblos se instaló en una región del imperio, donde fundaron reinos independientes. El Imperio romano de Occidente llegó a su fin en el año 476, cuando Odoacro, un caudillo bárbaro, destituyó al joven emperador Rómulo Augusto y asumió el gobierno de Italia.
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